Semillero de Actores Monterrey (S.A.M.) nació durante la pandemia. Nuestra directora, al observar la necesidad de conexión y desahogo de su hija Guille, decidió crear un espacio para continuar su desarrollo integral; con todo en contra, la resiliencia y necesidad de salir adelante impulsaron lo que comenzó como una idea. No fue un error asumir que lo que ella veía en su hija, era un sentimiento compartido por las infancias al rededor del mundo.

 

Poco a poco, una clase se convirtió en dos y dos se convirtieron en un curso, hasta que eventualmente, S.A.M. evolucionó en el espacio que conocemos ahora, un refugio en el que los sueños se cumplen; un espacio seguro para todas las personas que alguna vez se vieron limitadas por sus factores sociales, económicos o circunstancias inmediatas generales para perseguir su pasión por la actuación.

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A diferencia de otras escuelas, S.A.M. se enfoca principalmente en el desarrollo humano de su alumnado; en vez del fin, nos define el proceso. Todas las personas que cursan el taller, inevitablemente culminan siendo actores o actrices; sin embargo, el objetivo final no es subirnos a un escenario o aparecer en películas, contrario al pensamiento popular, el objetivo de esta escuela es utilizar los laboratorios de actuación y materias adicionales para sanar a través del arte, fomentando el autoconocimiento en el proceso.